José Viva, gerente de Embumar, cuenta cómo construyó su fábrica de fiambres de pescados desde el ‘laboratorio’ que montó en casa hasta su actual planta de más de 6.000 metros cuadrados.
Vende productos de mar embutidos, pero José Viva (Sanlúcar, 1966) tiene siempre la sensación de que todo se le queda pequeño. “Me he llevado años frustrado por no tener medios para poder hacer realidad toda la producción que me demandaban nuestros clientes”, dice. También habla en plural, pero levantó su pequeño imperio él solo.
Durante 8 años, madrugaba a las 5 de la mañana para ir al puerto de Bonanza (Sanlúcar) hasta la última hora de la noche. Lo hizo para zambullirse de lleno en el gremio pesquero. Conocer el género del mar. Ver qué se desechaba y por qué. Además de comprar pescado y venderlo luego en Málaga. “Me he podido llevar tres días completos en carretera, sin dormir. Despierto a base de guantazos y agua fría”, comenta a lavozdelsur.es. “Me prometí que a mi familia nunca le faltaría de nada”, destaca.
Y lo consiguió, dejándose la piel en ello. “Yo no paro”, dice todavía hoy el gerente de Embumar, empresa con la que factura más de seis millones de euros al año fabricando y vendiendo una veintena de embutidos de pescado diferentes (pulpo, huevas, salchichas de salmón…) desde su planta de más de 6.000 metros cuadrados, ubicada en el Parque Tecnológico de Jerez.
Con tan solo 10 años, ya fabricaba precocinados (flamenquines, sanjacobos y escalopines) en la carnicería que su familia abrió en Málaga. “Yo trabajaba con ganas, con ilusión”. Los hacían por las noches y los ofertaban al día siguiente. “Funcionó tan bien que empecé a trabajar con una empresa de distribución, dejando nuestros productos en bares y restaurantes”, cuenta el andaluz. Desde entonces, apostó tanto por estas elaboraciones que montó una pequeña fábrica de precocinados en la capital malagueña a los 17 años de edad. “Cuando venían los proveedores siempre me preguntaban que dónde estaba mi padre. El dueño soy yo, les decía”, ríe.
Pero igual que la carnicería se le quedó pequeña, le ocurrió lo mismo con la fábrica malagueña. Es por ello que, a los 21, decidió volverse a su tierra, a Sanlúcar, a una nave que era propiedad de la familia de su madre. Fue entonces cuando empezó a materializar un concepto que siempre le rondó por la cabeza: Precocinados Viva. En Sanlúcar, abrió una fábrica en la que formó una plantilla de unas 20 personas.
“Ahí es donde aprendí a trabajar los embutidos cárnicos”, incide. Y claro, ya en la localidad gaditana, se preguntó: “¿Qué es lo más rico de esta ciudad?”. “Me di cuenta que la riqueza de Sanlúcar estaba en Bonanza”. Y allí que se marchó. Invirtió en un saladero del puerto sanluqueño y se metió de lleno en el producto de la pesca.
“Empecé con el pulpo cocido, y con las huevas cocidas. Y viendo los problemas que tenia la hueva de origen, que es un manjar, un producto caro, hice algo muy lógico: quitarle la membrana y embutirlo”, comparte. Fue entonces cuando patentó su invento, con un tiempo perfecto de cocción para que las huevas no perdiesen su sabor y ricas propiedades. “A partir de ahí vi un mundo increíble”, exalta. No obstante, tardó en conseguir el producto que perseguía. Si bien registró la sociedad Embutidos Marineros S.L.U, con la marca Embumar como nombre, en 1999; no logró hacer el primer embutido hasta tres años más tarde, en 2002. “Fíjate lo claro que tenía a lo que me iba a dedicar”.
“Desde entonces, no he parado de crecer”, afirma José. La nave de Sanlúcar también se le quedó pequeña, por lo que se hizo con otra, junto al centro comercial Las Dunas. Y luego, otra más. Hasta que finalmente decidió construirse una fábrica a medida, con laboratorio, zona I+D y sala de exposiciones, en el Parque Tecnológico de Jerez, donde disponde de una plantilla de 50 trabajadores.
“Me he llevado tres años diseñando esta industria con los ingenieros. Tienes las máximas comodidades para los trabajadores, con lugar de descanso y todo. Y tiene un ahorro energético importante. Estoy muy orgulloso de esta fábrica, pero necesito más tiempo para hacer todo lo que quiero hacer”, sostiene José, incansable. Y es que sigue dando rienda a suelta a la imaginación para crear nuevos productos. Como por ejemplo, unos fingers de huevas a la plancha, que esperan presentar en breve.
Los productos de Embumar se encuentran hoy en todas las cadenas de supermercados, por lo que distribuye sus creaciones por toda la geografía española. “No hay ningún embutido del mar que sea igual que el nuestro, el producto que yo hago, lo hago de manera diferente, con una técnica natural. Pero hasta los chinos me han copiado algunas recetas que tengo“, señala el gerente de la empresa gaditana, la cual cosecha casi de 10 premios relacionados con la gastronomía y el emprendimiento. “Estoy muy ilusionado, pero tengo mucho por hacer”, insiste el sanluqueño.
Fuente: La Voz Del Sur